martes, 11 de febrero de 2014

Mientras tú dormías



While you were sleeping ... Sandra Bullock y Bill Pullman

Tren Ligero, estación El Refugio. Guadalajara, Jal.

Y te conocí. Pasabas de un lado a otro frente a mí, mostrandote, conocedor de tu guapura, de tu aroma, de tu porte al caminar y yo no te podía hablar, venía escuchando música en el mp4, solo me limité a verte y en cuanto llegó el tren, subimos todos a prisa, te perdí de vista.

Te volví a ver, ya con detenimiento, no alto no bajo,pelo rubio cenizo, recién rasurado, un hombre atractivo, te calculé entre 40-45 años, se veía que trabajabas en oficina, traje formal, portafolio, veías de arriba a bajo a todos, se notaba que no estabas cómodo entre tanto gentío, ni que pertenecías a la prole. Me viste, una mueca simple, yo solo me quedé viendote fijamente. Me empezabas a gustar.

De pronto, el vagón del tren se paró. Todos subimos, tuviste el gesto de dejarme un asiento. Yo te dí las gracias. No respondiste, solo moviste tu cabeza. 

Empezamos a avanzar, pero en la estación 18 de marzo. Por lo mal sincronizados de los semaforos y la prisa de los automovilistas, hubo un choque.

Fué ahí cuando, todos gritamos, yo me agarré del asiento con todas mis fuerzas, bueno una mano, la otra la puse mi mochila sobre mi, caiste en mi cuerpo, cayeron muchos sobre tí. 

Ambulancias se oían en lo lejos. A mí solo me dolía el cuello y las costillas, pero tú no te movías. 

Mentí, dije que eras mi tío, te llamé Alberto, te puse mi apellido Hernández. No dudaron nada, yo tambien era blanca de piel, como tú, pelo castaño claro y pecosa. Me dieron tu ropa y tu portafolios.

Yo me sentí como una ladrona revisando tus cosas, ahí me enteré de tu verdadero nombre, tomé tu Iphone y marqué, creo que me contestó tu secretaria le dije que estabas en el Hospital Civil, por la emergencia, no traías credencial ni número del seguro social. Creyeron que era una broma de una chiquilla, hasta que dí los datos de tu tarjeta, hasta que les juré que decía la verdad y empezé a sollozar.

A mi atendieron rápidamente, collarín y no moverme. Me preocupabas mucho tú, estabas ya entubado, decían que habías tenido un trauma encefálico, que estabas muy delicado.

Yo me puse a tu lado, me permitieron. Te tomaba la mano, no sabía nada de tí, pero me dolía verte así.

Llegaron y te vieron, supe que eras arquitecto, que tu carro estaba descompuesto, que estabas recién divorciado, hicieron todos los movimientos para sacarte de ahí y llevarte al hospital Puerta de Hierro. A mí me trataban con educación, intentaron pagarme con un cheque, rechacé el cheque, solo les di mis datos para seguir sabiendo de tí.

No se como hicieron para encontrarme de nuevo, me pagaron la colegiatura completa de mi carrera, estudio para Educadora de Preescolar en un modesto pero buen intituto, yo iba hacia mi hogar, cuando me encontraba contigo.

Me invitaron a visitarte, suponían que teníamos una aventura amorosa, me preguntaban de tí, de donde te conocí, todo un extenso cuestionario. Yo solo decía "lo acabo de conocer, no sé nada de él, nos tocó estar en el lugar y momento del accidente, no conozco ni su voz", ellos me querían creer, pero, a la vez, sabían que su hijo era muy hermético con su vida personal. El divorcio les había tomado de sorpresa. Yo era una colegiala, bien podía estar saliendo con una chica joven y hermosa, según ellos.

Y el tiempo pasó y pasó, tu te ibas recuperando de a poco. Se hicieron comunes las visitas y las terapias. Ahí encontré a Alejandro, el enfermero de turno vespertino. Al principio, él suponía que era la amante del tipo rico, pero poco a poco, empezamos a entablar una amistad.

Lunes y Viernes yo acudía a visitarlo por espacio de 1 año 7 meses. Los padres por fin se dieron cuenta que entre Alejandro y yo había un noviazgo, lo aceptaron.

Te ponía música, te daba terapia como me había enseñado Alex, te platicaba mis logros en la escuela, te contaba del amor, de mis sueños. Y tú ahí, sin decir una palabra.

Despertaste, me miraste asombrado. Te llevaron a casa.

Al año, ya podías caminar, hablar, aún tenías secuelas, pero podrías recuperar tu vida poco a poco.

Yo terminé mi carrera, conseguí un trabajo en un buen colegio católico.

Alejandro y yo, teníamos ya el plan de casarnos en un año.

Fué cuando tu hablaste conmigo, ya sabía tu verdadero nombre Roberto Betancourt y tú el mío Lorena tus padres te dijeron todo lo que hice por tí y supusieron que yo estaba enamorada de tí en secreto y me dijiste seriamente "Yoooo nooo teee amo perooo deebooo casaaarme cooontigo, poooco a pocooo teeee amareeee"

No pude responderte nada, increible que en 2 años 7 meses con 2 días, tus primeras palabras fueran "No te amo", me sentí ofendida y triste, yo estaba contigo, porque me gustabas mucho, el accidente nos hizo unir nuestras vidas por un momento, después por agradecimiento a tu familia, pero no había llegado a enamorarme de tí. Supe de tu vida, por tus padres y por las personas que atendían en la casa de ellos.

Salí de la habitación, le comenté a tus padres que tú ya estabas bien y que yo, ya no podría acudir.

Tus padres suponían que yo me casaría contigo por lástima o por amor o por su dinero, pero resulta que yo jamás estuve en venta y estaba enamorada ya de mi prometido.

La despedida fué rápida y hostil.

No supe más de tí. 

Gracias porque por tí, porque conocí a mi marido. Gracias porque por tí, terminé una carrera sin problemas económicos. Gracias porque todo pasó cuando tu dormías.

Maryanne

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