viernes, 21 de febrero de 2014

"Amor de Madre"


Un par de botas... Vincent Van Gogh

Erase una vez una mujer, que quedó viuda a sus 32 años con 4 hijos, poca educación, pero mucho amor  y ganas de vivir por las 4  razones de su vida.

Tenía que enseñarles a los varoncitos, la fuerza para salir adelante, que todo se pude hacer con sacrificios. A las niñas, el valor de ser mujer y darse un lugar en la vida.

Pero al trabajar en una fábrica de ropa, de esas, que son maquilas para ponerle la etiqueta y venderla en boutiques caras. Se gana poco y se cansa mucho.

Les tenía a todos lo indispensable, muchas carencias pero la cena era el momento para estar juntos y platicar, reir, llorar...

El momento de dormir, era, de esas momentos que la fé inunda los corazones y donde los angeles de la guarda, ayudan a calmar a tanto niño pregunton.

Uno de ellos, Juanito, era el que más curiosidad tenía, era el mayor, de 8 años, le pedía sus zapatitos nuevos

-Mamita, todos mis amigos tienen zapatitos nuevos y yo no, solo tengo mis botitas todas sucias, roidas y viejas, comprarme unas nuevas.

-Juanito, no puedo en este momento comprarlas, hay tiempos de vacas gordas y otro de vacas flacas, ahorita estamos en vacas flacas y le tenemos que dar poquito de comer a ellas y comer nosotros.

-Mamita ¿Donde están las vacas? yo no las veo, mejor vendelas para que me compres unos zapatitos

-Ay Hijo, las vaquitas estarán solitas sin nosotros, mejor, espera un tiempo más.

Y esta charla se repetía diario, a veces, eran las explicaciones aceptadas, en otras, no.

María decidió que trabajaba a destajo en la Maquiladora, era una mujer muy honesta, cosa que el Dueño de la fábrica descubrió un día.

Don Rómulo era un señor de 60 años, muy avaro y codo, pagaba lo mínimo y exigía lo máximo. Por ello no era querido entre sus empleados.

María fué mandada llamar por su patrón y justo en ese momento, Don Rómulo empezó a sentir un dolor en el pecho al grado que se desmayó. María pronto se le acercó y llamó por teléfono a emergencias, le pidió ayuda a la secretaria. 

Pronto hubo un remolino de gente, todos observaban a María estar pendiente del Viejo, tratando de dar respiración de boca a boca, de pegarle en el pecho... 15 minutos que eran eternos, para la llegada de la ambulancia.

Cargaron a Don Rómulo y la que se subió ahí fué María, junto a él en la ambulancia. 

Esta escena la había vivido hacia 1 año 11 meses y sabía que esta vez, ella podía hacer algo por alguien más. Rezaba, pedía a Dios, que lo tuviera con vida. 

Don Rómulo estuvo en el hospital por espacio de una semana mientras se recuperaba del infarto.

El trabajo en la maquila seguía y había que llevar el pan a la mesa.

Don Rómulo una vez recuperado, regresó y preguntó por la empleada que había estado a su lado en el momento del infarto. Le dijeron y la mandó llamar.

María acudió un poco sorprendida por la llamada. 

Ahí le pagó personalmente en el día de quincena,  pero le agregó 2 salarios más por agradecimiento de salvarle la vida. María lo rechazaba pero Don Rómulo le dijo que lo usara en lo que más ella desease, en eso ella recordó a sus hijos. Derramó lágrimas y le dijo:

-Gracias de corazón, por fin podré comprarles sus zapatitos a mis hijos y ya no pudo hablar más. Don Rómulo entendió el valor de esa mujer  y decidió hacerla la Jefa de turno matutino de la fábrica.

María ese noche llegó con cajas de zapatos y de ropa.

El más sorprendido fué Juanito que la abrazó con todas sus fuerzas y le dijo -¡Mamita mis zapatitos nuevos, te quiero mucho!

Rezo ese día agradeciendole a Dios por el milagro que había hecho en el corazón de Don Rómulo.

Maryanne

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te gustaría comentar algo, adelante. Las críticas también son bienvenidas.