Mujer Rara. Contadora de historias inexistentes, viviendo vidas imaginarias.
jueves, 5 de enero de 2017
Estantería
La citó en un café para terminar con ella
Era una más de la larga lista que él tenía que llenar para mantener su orgullo y reafirmar su seguridad
La premisa que le habían dado en la vida: Busca a quien te quiera, que quien querer, sobra.
Conocía las bajas pasiones proporcionadas por el dinero, el poder, la belleza superficial y la comodidad de tener a alguien a su lado, la egolatría jugaba siempre a su favor, jamás bajaría la guardia, por nada ni por nadie
Tenía un modus operandi para elegir a sus víctima favoritas: ver a lo lejos el desenvolvimiento de ella, mientras más tímidas y calladas, más fácil acercarse a la presa, ser encantador, caballeroso, espléndido, detallista, pretender ser el hombre ideal que se enamora de la cenicienta para que en cuanto cayeran en la trampa, poder manipularlas, dejarlas y buscar a otra nueva chica, la adrenalina que da el sadismo
Esa sensación de novedad, escuchar palabras bonitas, de la entrega, de la inocencia misma que era un alimento para la vanidad y las lágrimas eran lo que coronaba su valía
Los ruegos, las promesas, el llanto, los regalos, el acoso y el miedo de perderlo, era el pan de cada día, que adoraba tener a los pies.
Tenía una larga lista de nombres, de teléfonos, de experiencias. Vanagloriandose de su pasado, sin importar nada ni nadie.
Todo un macho alfa que vive y goza en la sociedad contemporánea frívola
Maryanne
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